‘Piérdelo todo
quien todo lo quiere’.
Proverbio Español.
A medida que las organizaciones maduran, la dirección tiende a mantener lo conocido sobre lo desconocido (ver éxito, simplicidad y miedo)O. Esto hace que el rendimiento vaya disminuyendo con el tiempo. El azar también juega un papel importante. Las decisiones estratégicas tienen una naturaleza probabilística. Y los proyectos no viven mucho tiempo sin disfrutar de una racha favorable.
Debemos
equilibrar la exploración de mercados nuevos, con la explotación de los
mercados que ya tenemos. La explotación de lo que ya tenemos exige eficiencia,
optimización de los procesos y procedimientos del sistema.
La exploración es
aventura: exige experimentación, prospección, y no garantiza ni ofrece
beneficios inmediatos como lo hace la explotación. Este equilibrio lo define el
medio ambiente donde se desenvuelve nuestro sistema, nuestro proyecto. Si el
entorno cambia de forma lenta, podemos ir explorando de forma gradual. Si el
medio tiende a cambiar de forma brusca, tenemos que potenciar y dar prioridad
al subsistema de exploración.
Al no estar
garantizado el éxito de la exploración, debemos utilizar el principio de
sangrar sin reventar: iremos apostando en la exploración los recursos que nuestro
sistema pueda aguantar perder. De tal forma que de no funcionar ninguna de las
apuestas no comprometa a corto plazo la supervivencia del proyecto.
Si los cambios
son bruscos, no queda otra que invertir más recursos y tiempo en la
exploración. Así incrementamos las probabilidades de tener éxito.
Por lo general,
las empresas descansan más sobre la explotación que la exploración. Esto hace
que sus sistemas sean muy eficientes a corto plazo, y les permite obtener bueno
rendimientos. Generalmente una visión cortoplacista y una presión por obtener beneficios
es el resultado de esto. Esta forma de hacer las cosas las acaba matando. Una
forma que tienen de evitar esto es ir comprando compañías de nicho que están
teniendo éxito. Pero eso, solo lo pueden hacer pocas empresas en el mundo.
La habilidad para
una organización también sube o baja en función del tiempo, la edad de sus
componentes, su experiencia, sus ciclos de recambio de personas… Y otra cosa,
según pasa el tiempo tienden a desorganizarse…