Explorar, hacer cosas sin un motivo
u objetivo concreto, y sin tener mucha idea. El resultado es aprender haciendo,
probando. En este proceso las pruebas producen el aprendizaje. El camino puede
llevarnos por azar a algún resultado que sea aprovechable (de no serlo, la
exploración no debe matarte, acabar con todos tus recursos). Nuestra
organización, nuestro sistema, debe dejar espacios de libertad para este tipo
de cosas.
Esto solo se entiende de forma
adecuada, si te has puesto. Si has jugado al juego. Es imposible que alguien
con un manual debajo del brazo entienda esto. En principio, como todo el mundo
pelea por resultados concretos, por objetivos y por detallados planes, se
pierde este poderoso enfoque. Es el jugar, lo que te descubre como funciona la
realidad, y lo que te permite aprender. Es la experiencia que vamos acumulando
lo que nos hace ser antifragiles.