Vivimos en un mundo con sobredosis de información y poco tiempo para todo. La atención, la reflexión y la concentración se han convertido en un lujo. El problema es que la atención, la reflexión y la concentración llevan a una compresión profunda de las cosas. Pero requieren pagar el peaje del tiempo. Del (aparente) poco tiempo que tenemos para todo.
El riesgo de no dedicar el tiempo suficiente a interiorizar todo lo que intentas aprender puede llevar a una comprensión sesgada e incompleta de las cosas con consecuencias funestas. Esperemos tener “más tiempo” para todo el año que viene.
Feliz caótico año 16. Nos vemos después de Reyes.